¿Por qué siempre ascienden los peores? Los más mediocres, sectarios y extremistas están en los puestos de arriba. Hay muchísimas personas cultas de izquierdas capaces de gestionar (que es lo que deben hacer) la Biblioteca Nacional. Sin embargo, Rosa Regás, sólo se dedicaba a salir en los medios de comunicación, y a malgastar más dinero de lo estimado para los años en que ejerció la presidencia. Por eso el nuevo Ministro de Cultura la ha obligado a dimitir. Según la propia Regás, César Antonio Molina le dijo que no había hecho “nada” en estos tres años de mandato, es decir, la cesa por perder el tiempo (diagnóstico piadoso, ya que por tal cosa habría que licenciar a más de la mitad de los administradores públicos). Pero en realidad, lo que argumentó Molina a Regàs es que no había hecho “nada más que crear problemas”. El viernes la Biblioteca Nacional se había negado a hacer pública la desaparición hasta que el propio ministro de Cultura tuvo que presionar sobre la difusión del robo. Cúal sería el concepto que tenía el ministro de ella cuando no la recibió por primera vez hasta el mismo viernes. Ya antes de hacer pública su dimisión, el desconcierto reinaba entre los trabajadores del centro. “Nos hemos enterado por la prensa del robo”, comentaban algunos de ellos para dejar patente la falta de comunicación oficial a los trabajadores. A diferencia de su antecesora en el Ministerio, Molina se mueve con buen sentido en un ambiente que conoce desde hace tiempo y ha aprovechado la primera oportunidad para desprenderse de una herencia desafortunada, a cuyo frente nunca debió ser situada por exigencias de la «cuota» catalana en los primeros tiempos de la legislatura.
Mala gestión
La mala gestión de Rosa Regás al frente de la Biblioteca Nacional podría explicar el colapso económico de la institución, aspecto que ha reconocido el mismo Ministerio de Cultura. La falta de respeto por los procedimientos de la Administración se evidencia con que cuando han faltado fondos, se ha cubierto el pago de estos gastos a través de la caja fija creada para cuestiones de urgencia. Además, la Biblioteca ya se vio obligada a solicitar en julio de 2006 la ampliación del crédito para poder cubrir las actividades culturales hasta fin de año. La falta de fondos ya se hizo notar durante la celebración de la Noche Blanca, cuando la Biblioteca Nacional fue la única institución que no ofreció a sus trabajadores el pago de 22 euros por trabajar toda la noche. Varios de sus miembros habían mostrado su preocupación por la obsesión de la directora Regás por exposiciones y actos relacionados con la República y la Guerra Civil, lo que supone que dinero que se debía emplear en digitalizar la Biblioteca, para ponerla a la altura de otros países, se gastaba en obsesiones personales. Se pagaban 1.000 euros por conferencia, sin tener muy en cuenta la calidad de los conferenciantes. Además, estas conferencias terminaban con cenas de amigos en el restaurante Nicolás, uno de los más prestigiosos de la capital.
Uno de los problemas que más preocupaban era el gasto derivado de la externalización de determinados servicios, como el servicio de prensa, apartando el que ya existía y otorgando estas funciones a Milagros Anaut, hermana de Alberto Anaut, editor de la revista Eñe, en cuyo consejo editorial se encuentra la propia Rosa Regás. Aun así, la mayor inversión real recayó en la adaptación de la web a las lenguas autonómicas y a los discapacitados, renovación que el Ministerio de Cultura entiende que no da un servicio útil a sus usuarios a través de la red y que además costó unos 72.000 euros en 2005, y según fuentes del Ministerio, más de 60.000 en 2006. Lo denunciable es que todo se ha hecho por adjudicación directa, sin el concurso público que toda inversión en una institución que va a pagar con dinero público debe presentar. Además, tuvo problemas con los expertos reprobaron en su día que diera permiso a una editorial amiga para fotografiar un códice extremadamente sensible, en contra del criterio de los especialistas, que entendían que peligraba su conservación.
Y es que Rosa Regás ha tenido cinco chóferes consecutivos, una secretaria personal externa, aparte de las dos secretarias que la institución le ha ofrecido y realiza múltiples viajes, algunos de ellos aprovechando para cumplir sus compromisos como escritora.
La nueva pasionaria
Comenzó sus apariciones mediáticas desde Buenos Aires acusando al Partido Popular de manipular el 11-M –por lo que agradecía a los artistas la presión ejercida en la calle-, y reconociendo que "la derrota del gobierno de Aznar, espectacular y milagrosa, fue la mayor alegría política" de su vida, "más grande incluso que la muerte de Francisco Franco y más que la subida al poder de Felipe González".
La Biblioteca Nacional celebró unas jornadas de Puertas Abiertas que llenaron de ilusión a su directora. Tanto le gustó la iniciativa que propuso un brindis junto a los funcionarios de su institución –a los que más tarde llamaría delincuentes- por la salud de "la República". La polémica estaba servida y Regás un tanto nerviosa. Entre las declaraciones que hizo, pasó de echarle la culpa del brindis a uno de sus funcionarios, a defender su derecho a brindar por la República y verse obligada a matizar que se refería a la Segunda República, que la vio nacer. Una actitud que fue aplaudida por su valedora , Carmen Calvo.
Más tarde declaró en una entrevista publicada en el último número de Tribuna de la Administración Pública, que edita la Federación Sindical de Administración Pública de CCOO que: "los grandes logros sociales de este Gobierno se venden mal porque la prensa no es del Gobierno. Todos van a favor de la oposición. Afortunadamente, cada vez se venden menos periódicos". Sobre la situación política, la escritora aseguró: "hace dos meses que no leo la prensa, ni veo la tele, ni escucho la radio. Porque me inquieta tanto la crispación que no me deja trabajar. Sé a quien voto, ya sé los insultos y las mentiras por donde van, y no soy masoquista". Las coces ideológicas, los revanchismos históricos y el lacayismo banderizo estaban de moda al comienzo de la legislatura, pero ahora lo que Zapatero está intentando es suavizar su mensaje y acercarse al "centro" de cara a la campaña eloctoral. Lo que pasa es que Regás, acaso por su costumbre de no leer periódicos, no se había enterado a tiempo del cambio de prioridades.
También declaró que ha pesado “la maledicencia de la prensa”: “Antes ya les ha pasado a muchas otras mujeres. No era agradable, pero he vivido con esto”.
Su última defensa de los dictadores ha sido el artículo de opinión “¿Por qué contra Chávez?” en el Periódico de Cataluña: "Pero también con el silencio se pueden transmitir al lector noticias escoradas hacia la defensa de la ideología de la agencia de noticias, el periódico, el periodista, o directamente, el poder. Las actuaciones de Chávez, el tan denostado presidente de Venezuela, llegan siempre cargadas de oprobio. Pero ¿cuándo se nos habla de los logros alcanzados por él en un país rico que encontró sumergido en la miseria y la corrupción?” Nadie habla de los aciertos de Chávez. Más bien nos dedicamos a ponerle de vuelta y media por presentar "una reforma constitucional por la que pueda ser elegido de forma indefinida". Aunque se olvida Regás de mencionar que Chávez había gastado tres millones de dólares en armas (a pesar de la pobreza que sufre su país) gracias a los ingresos del petróleo, el aumento del gasto público (Chávez pretende ahora acabar con la autonomía del Banco Central) o que su política con los medios críticos con su gestión. Y de eso saben mucho los directivos de Radio Caracas Televisión, la más vista en Venezuela a la que el Gobierno venezolano no renovó la licencia para continuar emitiendo en abierto.
Regàs ha sido una de tantas apuestas personales fallidas de Zapatero. En todo caso, esto es sólo el síntoma de una enfermedad de un sector de la izquierda: la concepción de que la cultura es patrimonio exclusivo de la izquierda en virtud de una supuesta "superioridad" moral e ideológica.
Coda: El 11 de julio Calvo Sotelo pronunció un discurso en el Parlamento hablando del caos ciudadano, tras lo que recibió la amenaza de muerte de la Pasionaria. El ministro republicano Salvador de Madariaga lo describe así: "Calvo Sotelo pronunció también un discurso (...). Cuando vovió a sentarse, entre aclamaciones y protestas de unos y otros, Dolores Ibarruri, la Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: "Este es tu último discurso." Y así fue". Efectivamente, como es bien sabido, Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936 por policías de la republica de un tiro en una furgoneta policial, asesinato que marcó el comienzo de la Guerra Civil española.
1 comentario:
Sinceramente, son dignas de mención muchas frases de esta tipa. Me quedo con "afortunadamente, cada vez se venden menos periodicos". Demuestra una inteligencia simiesca.
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