En cuanto a lo que decía, no me entusiasmaba especialmente. Pero la forma de expresarlo era genial. Como homenaje, esta columna dedicada a la defenestración de Vidal-Quadras, publicada en El Mundo el 13 de septiembre de 1996:
"Barnizada y barroca, toda perejiles y tipografía en los párpados, con los ojos abiertos sobre los ojos cerrados, cabeza de peluquería sangrienta, ilustrada de Aldo Pellegrini, pajarita de coágulos, cortado cuello del smoking negro, luto por sí mismo, en bandeja de plata con adorno catalán/valenciano de Lladró, la cabeza de Vidal-Quadras es el trofeo prematuro, definitivo y cruento que ilustrará ya para siempre el paso de Aznar por el Poder. Sacrificó a uno de sus hombres más fieles, le rebañó la inteligencia con un abrecartas de La Moncloa, mandó peluquerizar aquel despojo y se lo ha remitido de vuelta al gran Pujol, por Seur, para que pongan la cabeza en una pica, plaza de Sant Jordi, junto a una antorcha encendida toda la noche porque ilumine de sangre y poderío el compartido trofeo de la infamia. El presidente Aznar, el liberal de Oropesa, no ha sido muy liberal con su hombre en Cataluña, y buena prisa se ha dado en buscarle picota a Vidal-Quadras, una a la medida, como los cuellos de camisa, para que no tire luego, no moleste al cadáver político. [...]
Cree que está gobernando, pero sólo está obedeciendo. La fuerza del PP no está ya en Génova, sino que estaba en la honradez y la voz de Vidal-Quadras. Culpable o no, Aznar no le decapita por eso, sino por complacer al feudocatalán. Aznar ha matado a un hombre en el que creía y esto hace vil el crimen, negra su justicia. Se traiciona a sí mismo, mata sin convicción, mas con esmero, y ya desde ahora es traidor a su escudo, es traidor a sí mismo, está proclamado. Cabeza por cabeza, un día Pujol le devolverá la suya, la de Aznar, a Felipe González, sobredorada de crema catalana y versos de Verdaguer. La Venecia barcelonesa es cruel, renacentista y justa. [...]"
El artículo completo en ¡A la calle! que ya es hora
P.D: Mi pésame también a las familias y amigos de Enma Penella y Antonio Puerta
Cree que está gobernando, pero sólo está obedeciendo. La fuerza del PP no está ya en Génova, sino que estaba en la honradez y la voz de Vidal-Quadras. Culpable o no, Aznar no le decapita por eso, sino por complacer al feudocatalán. Aznar ha matado a un hombre en el que creía y esto hace vil el crimen, negra su justicia. Se traiciona a sí mismo, mata sin convicción, mas con esmero, y ya desde ahora es traidor a su escudo, es traidor a sí mismo, está proclamado. Cabeza por cabeza, un día Pujol le devolverá la suya, la de Aznar, a Felipe González, sobredorada de crema catalana y versos de Verdaguer. La Venecia barcelonesa es cruel, renacentista y justa. [...]"
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