Podría resumir mi opinión en una sola frase: Orgullo Gay no, fiestas de Chueca sí. Pero fiestas de Chueca como las hay en los distintos barrios de Madrid, y porque son un impulso económico extraordinario para la zona. De hecho, yo contribuyo a estas fiestas en su parte “festiva” (como en la de diversos barrios de Madrid a lo largo de todo el año) pero jamás he formado parte de esa otra sección reivindicativa (al igual que muchos otros).
Cada vez hay más gente que no entiende la celebración del Orgullo Gay como algo fuera de lo meramente festivo. Y lo que todavía más gente no alcanza a comprender es que sea en España, ahora, donde están al borde de alcanzar el 100% de cumplimiento de sus reivindicaciones, que se realicen toda suerte de exhibiciones horteras e insultantes, realmente provocativas y calumniosas, cuya única razón parece ser el hecho de tocar las narices al mayor número de ciudadanos posible.
Por ello, desde hoy mismo, yo reivindico (sí, yo también) que el Orgullo Gay deje de existir como manifestación provocativa y pase a convertirse en las fiestas de un barrio más de Madrid (Madrid, Berlín, Londres o Roma), y que nos dejen a los homosexuales que seamos nosotros, individualmente, y mediante la educación y las buenas formas, quienes transmitamos la idea de que esto, lo homosexual, tiene tanto de antinatural como el hecho de que el hombre pueda volar (en avión), y es que, si la naturaleza lo permite (ambas dos), no debe ser tan antinatural.
Lo que hay que hacer es promover el respeto hacia las personas, hacia todas las personas, sean como sean (gays, lesbianas, mujeres, gordos, calvos…), y por el mero hecho de ser personas. Pero sin tocar las narices, por favor.
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