El verdadero orgullo gay

El 28 de junio es el día en que se celebra el orgullo gay, esa ceremonia entre reivindicativa y carnavalesca que cada año llena las calles para recordarnos la existencia de un colectivo, el homosexual, con unas demandas que hacer a la sociedad. Confieso que aún no he comprendido por qué los homosexuales llevan a cabo esta celebración autoafirmativa, casi identitaria, cuando lo deseable y lo debido es que sean como el resto de los ciudadanos, esa masa gris y anónima, sí, pero de iguales. De cualquier manera, no deja de ser un desquite especialmente desenfadado y colorista.

No obstante, a los que pensamos que existe un orgullo gay diferente al que se escenifica hoy de modo tan festivo y exuberante (¿hortera?), se nos vienen a la cabeza nombres como Chaikovsky, Miguel Ángel, Rimbaud, Verlaine, Wittgenstein… personajes todos homosexuales y célebres, mitos gays algunos de ellos. Aunque en las pasadas décadas haya estado de moda el estudio de personajes históricos o artísticos bajo un prisma (homo)sexual (el caso del famoso travestismo de Da Vinci sería un caso paradigmático), los hombres que cito son, más allá de su homosexualidad y de su capacidad icónica para el movimiento gay, unos artistas extraordinarios cuyos logros son insoslayables. Más que hombres, son grandes hombres. Y si resulta excesivo hablar de una "cultura gay" con rasgos propios, sí es justo reconocer la actividad artística e intelectual de muchos homosexuales a lo largo de la Historia. Y me gustaría recalcar la tremenda fortaleza de muchos de ellos, individuos sobre todo, atormentados por sí mismos y por los demás, que supieron no sólo sobrevivir (lo cual ya era entonces encomiable) sino pervivir. En mi opinión, ese es el genuino orgullo que no únicamente los homosexuales han de reivindicar, también todos los que creemos en el individuo deberíamos ver en esos casos particulares ejemplares epopeyas de entereza y lucha personal.

Vía Politeia

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