Los mitos de la Guerra Civil. I. "Republicanos y fascistas"

Un fiel reflejo de los mitos existentes sobre la Guerra Civil es la dificultad que tenemos para calificar a los contendientes. Se han usado los términos “frentepopulistas y nacionalistas”, “demócratas y fascistas”, “leales y rebeldes”, “franquistas y rojos”, etc. Pero salta a la vista que alguno de estos términos es completamente inadecuado.

Los sublevados en Julio del 36 sólo fueron rebeldes o facciosos durante unos meses (cuando carecían de Estado y parecían abocados a la derrota), pero desde octubre o noviembre, superada la rebeldía inicial, ya costituían un poder beligerante sólido, con cierto reconocimiento internacional. Tampoco eran fascistas, aunque algunos de sus rasgos superficiales y una de sus fuerzas principales –pero no la principal-, la Falange, pudiera asimilarse al fascismo.

La palabra “rojos”, asumida con orgullo por los así llamados, no identifica a los anarquistas, a los republicanos de izquierda o a los nacionalistas vascos que lucharon en el Frente Popular.

También predominan hoy los términos “republicanos y nacionales” (o “nacionalistas”). Pero, ¿era republicano un bando integrado por varias de las fuerzas más hostiles a la república desde su origen, como la CNT, los comunistas o el mismo PSOE a partir de 1934?

Al caer la república, en julio del 36, quedó maltrecho el Frente Popular, formado por revolucionarios marxistas y republicanos de izquierda, éstos en el gobierno. En septiembre del 36 se reconstituyó el nuevo Frente Popular, que logró atraerse al PNV y después a la CNT anarquista, por lo que los republicanos de izquierda pasaron del gobierno a un tercer plano.

Otro modo incorrecto de identificar a los contendientes sería el más simple de “izquierdistas y derechistas”, aunque entre los primeros combatiese el muy derechista PNV, y en los otros la Falange Española, que se proclamaba al margen de la derecha.

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