Nazicomunismo

Por Manuel Molares do Val

La pertenencia a la Unión Europea de países oprimidos durante décadas por el comunismo tiene desorientados a quienes lo creían liberador e ignoraban que era una de las caras, con el nazismo, de la misma moneda totalitaria del siglo XX.

Ahora tienen que convivir en la UE comunistas que se enfrentaron a las dictaduras fascistas española, portuguesa y griega, con anticomunistas polacos, checos, húngaros y de otros países oprimidos por la URSS, para los que el comunismo es más asesino que el nazismo. Por eso Vaclav Havel, escritor, expresidente checo, intelectual centroeuropeo admirado por incorruptible, es tan hostil a los escarceos de Rodríguez Zapatero con el fidelismo, de incierto futuro, y con los sanguinarios totalitarismos islamistas. Havel, que encabezó la “Carta 77” en 1968 que ayudó a la caída del comunismo, recordaba en un artículo reciente que, desde su nacimiento con Lenin, el comunismo había producido muchos más millones de muertos que el nazismo y el fascismo. Y advertía del peligro del nuevo nazicomunismo: el nazislamismo, que une numerosas características de ambas ideologías.

Sin embargo, en la España que con razón trata de poner fuera de la ley todos los símbolos nazis, se ven libre y crecientemente en manifestaciones convocadas por el PSOE de Rodríguez Zapatero, símbolos comunistas, incluidos los fidelistas, unidos a jihadistas que mezclan nazismo antisemita con lo peor del islam.

Políticos e intelectuales europeos como Vaclav Havel se manifiestan desconcertados con la deriva del antes socialdemócrata PSOE, que está transformándose en una anárquica amalgama que acoge todo tipo de grupos antisistema, antidemocráticos y de la extrema derecha teocrática. Y que mientras predica paz, ampara ideologías sanguinarias: la neocomunista y, cada vez más, la jihadista, que atenta contra todos los ciudadanos y contra la civilización occidental, el gran producto del racionalismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la verdad sos un pelotudo a pila y un pobre ignorante, una triste prosa con argumentos subjetivos.