Querida familia: después de ver por televisión como me acogía en la playa una hermosa muchacha con sus pechos desnudos, habréis observado también al presidente del Gobierno dándonos la bienvenida a España en los centros de acogida de inmigrantes indocumentados.
Qué atractiva y didáctica imagen para todos los africanos aspirantes a emigrar a España. Recuerda a un antiguo padrecito blanco, un bondadoso misionero, como dirían nuestros abuelos. Lo parece, aunque al final os diré, según creo yo, por qué lo hace.
Para los españoles más sensibles es un hombre bueno que mira a los inmigrantes ilegales con afecto, sin reprocharnos que nos hayamos introducido en España violando sus leyes. En lugar de rechazarnos, nos conforta y nos promete que tratará de que nos quedemos.
También abrazó hace poco en Melilla a quienes consiguieron saltar la valla fronteriza con Marruecos. Él, que fue elegido para hacer cumplir la legislación, la quebranta con su enorme generosidad.
Claro: ese es el efecto llamada por el que millones de africanos están preparándose para venir a España. Nos regularizarán, nos darán papeles y muy pronto podremos participar en las elecciones, por lo menos, municipales.
Llegados aquí os recomiendo que os trasladéis enseguida para gozar de las ventajas del país antes de que lo asalte toda África y compita con vosotros y con los españoles más pobres por los servicios sociales.
Porque, advierte el Instituto Elcano, si hay una crisis económica España sufrirá graves problemas interculturales originados por la inmigración descontrolada.
Ahora os digo, como prometí, lo que pienso realmente. El presidente no es un santo ni un padrecito blanco, como parece. Cree que en su día sabremos agradecerle sus gestos. Más que mostrar bondad, lo que hace es cultivar nuestro futuro voto. El poder es mucho más importante para él que lo que le ocurra al país.
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P.D: Lo más destacable es que los que llegan en cayuco son el 15 % del total (según la Cruz Roja). La mayoría llega en avión con permiso de turista y se quedan (como los ecuatorianos y peruanos).
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