Muere sin el premio Cervantes uno de los mayores pensadores españoles del siglo XX. Guía de universitarios sin que nunca ocupara una cátedra en España, Julián Marías hizo suyo un lema de su maestro, José Ortega y Gasset, cuyo magisterio -el de la tradición liberal- salvaguardó y contribuyó a enriquecer: «La claridad es la cortesía del filósofo». Discípulo ejemplar, Marías también fue maestro en tiempos en los que reinaba el dogmatismo ideológico, fuera de un signo o de otro: del nacional catolicismo al materialismo dialéctico, tanto monta, monta tanto. Su gran amigo Pedro Laín Entralgo solía referirse a él en esa triple condición de «maestro de la libertad, pensador de la circunstancia y escritor de casta que viene enseñando a los españoles a vivir como hombres libres».
En efecto, Julián Marías fue un maestro que acompañaría a varias generaciones de estudiantes que leyeron, muchas veces a escondidas, su «Historia de la Filosofía»; y a miles y miles de lectores con los que dialogaba sobre las cosas que importan desde la ventana de la Tercera de ABC. Cosas grandes y cosas sencillas, cosas de la Historia y de la Filosofía; cosas de la plaza y las costumbres y también del cine, los libros y tantas fiestas. Y es que Marías sintió una inagotable preocupación por la condición humana.
Filósofo, sociólogo y ensayista
El pensador nació en Valladolid el 17 de junio de 1914. Su familia se traladó a Madrid, donde él estudió Bachillerato en el Cisneros y Filosofía y Letras en la Complutense. «En mi casa -decía Marías- recibí una actitud de respeto y de interés por el pensamiento y la literatura, pero con la Filosofía no tropecé hasta la Universidad». En efecto, su propósito era cursar estudios científicos, pero a los 16 años sintió una gran preocupación por las cuestiones esenciales y una irrefrenable atracción por la literatura y la historia. De esta manera, improvisó el Bachillerato de Letras, compaginando su aprendizaje en el laboratorio de Biología con las clases de Introducción a la Filosofía de Zubiri, el hombre que le puso en contacto con los grandes pensadores clásicos.
A los 18 años conoció a José Ortega y Gasset, a cuya cátedra de Metafísica acudía diariamente con apasionado interés. Su maestro constituyó para él «un modelo de intensidad intelectual, de un rigor de pensamiento, de una belleza de expresión, que nos parecía la forma más perfecta que se podía alcanzar». Con él fundó en 1948 el Instituto de Humanidades de Madrid, del que Marías fue director.
Represaliado por las dos Españas
La idea de la autenticidad, verdadera esencia de su pensamiento, se vislumbra ya en sus primeras publicaciones del año 34 en la revista «Cruz y Raya». Tras el paréntesis de la Guerra Civil -en la que fue encarcelado durante tres meses por una falsa acusación - tuvo dificultades para publicar sus artículos y se le impidió impartir clases como profesor de Filosofía y Letras, entre otras razones, porque fue editorialista de la edición republicana de ABC. Era, por ello mismo, el colaborador vivo más veterano de nuestro periódico.
Su primer libro, «Historia de la Filosofía», apareció en 1941; vendrían después obras como «Introducción a la Filosofía», «Filosofía española actual», «Ortega y la idea de la razón vital», «El método histórico de las generaciones», «La escolástica en su mundo y el nuestro», «Antropología Metafísica» y «Breve tratado de la ilusión».
A principios de los cincuenta y tras ser «vetado» para acceder a la cátedra que Ortega dejó vacante, Marías impartió cursos como profesor invitado en las universidades de California, Harvard, Yale y Puerto Rico, entre otras muchas. En octubre de 1964 fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón «S» y ocho meses después, el 20 de junio de 1965, leyó su discurso de ingreso sobre «La realidad histórica y social del uso lingüístico», que fue contestado por Rafael Lapesa. En 1971 fue elegido correspondiente de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico. Fue, además, miembro de la «Hispanic Society of America», de Nueva York; del «Institut International de Philosophie», de la «International Society for the History of Idees» y del «Council of Scholars» de la Biblioteca del Congreso de Washington.
Senador real
El 15 de junio de 1977 Don Juan Carlos le nombró senador real y en enero de 1979 Marías fue elegido presidente de la Fundación de Estudios Sociológicos (FUNDES); en 1980 tomó posesión de la recién creada cátedra «José Ortega y Gasset de Filosofía Española», de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. En diciembre de 1982, Julián Marías fue el primer intelectual en lengua castellana nombrado miembro del Consejo Internacional Pontificio para la Cultura, creado por el Papa Juan Pablo II.
De su imprescindible bibliografía - más de cincuenta libros- cabe añadir a los citados títulos como «Nuevos ensayos de Filosofía», «Estructura social», «Ortega y la idea de la razón vital», «El existencialismo en España», «Idea de la Metafísica», «Biografía de la Filosofía», «Ortega, circunstancia y vocación», «Nuestra Andalucía», «La España real», «La devolución de España», «Los españoles», «España inteligible», «La imagen de la vida humana», «El oficio del pensamiento», «Justicia social y otras injusticias», «La mujer en el siglo XX», «Cinco años de España», «Problemas del Cristianismo» y «Ser español», entre otros.
En diciembre de 1988 presentó el primer tomo de sus memorias, «Una vida presente», que recoge su vida de 1914 a 1951 y que definió como «una narración vital que pretende poseer la vida y comunicarla, y un compendio de gratitudes». En 1989 completó las memorias con la publicación de otros dos volúmenes. Entre los galardones que ha recibido destacan el premio Fastenrath de la RAE; el Kennedy del Instituto de Estudios Norteamericanos, de Barcelona; el Juan Palomo; el Gulbeenkian de Ensayo; el de la Academia del Mundo Latino; el Ramón Godó de Periodismo y el Mariano de Cavia, que recibió en 1985 por su artículo «La libertad en regresión», publicado en la Tercera de ABC.
En abril de 1988 fue galardonado con el premio Castilla y León de las Letras, Ese mismo año le fue concedido el premio Bravo, que otorga la Conferencia Episcopal. El 16 de diciembre de 1990 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes, con el discurso titulado «Reflexión sobre el cine», inaugurando su sección de Artes de la Imagen. En 1991 abrió en París la cátedra Miguel de Cervantes, creada por el Comité de Lengua Española de la UNESCO, con una conferencia sobre el autor del Quijote. Por último, obtuvo en 1996 el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Hombre de familia
En 1931 Julián Marías conoció en la Universidad Complutense a la que sería su mujer diez años después: Dolores Franco Manera, con quien tuvo cinco hijos: Julián (el primogénito, que falleció a los cuatro años), Miguel, Fernando, Javier y Álvaro. «Mi mujer fue lo más importante de mi vida. Con su muerte desapareció mi proyecto vital de tantos años, lo que le había dado su sentido. Yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa». Esta frase, tantas veces repetida tras el fallecimiento de su esposa en 1977, mostraba su desesperación ante esta mortal ausencia de la que sólo le consolaba su convencimiento de que la vida no termina con la muerte: «Si así fuera, la felicidad sería un engaño». Descanse en paz.
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1 comentario:
Referencia elogiosa en el blog My guide to your galaxy
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