El problema es la intervención

Xavier Sala i Martín: En Estados Unidos, la obsesión por los biocombustibles (causada a partes iguales por la histeria del cambio climático -y la creencia de que el biodiésel emite menos CO2 que los combustibles fósiles- y por la búsqueda de la independencia energética de Oriente Medio) ha hecho que el Gobierno diera importantes incentivos fiscales a la producción de biocombustibles. Casi el 30% de las tierras que antes se dedicaban a producir comida para personas, ahora producen para los automóviles. Consecuencia: los precios de los alimentos se han disparado.
Europa no está (¡todavía!) tan obsesionada por los biodiésel aunque tenemos otro tipo de obsesión: la aversión a los transgénicos. Esta ha causado reducciones importantes de la oferta mundial de alimentos. Y no me refiero a la oferta europea. Me refiero a la de países africanos que, al tener miedo de no poder exportar algún día sus productos agrícolas a Europa, se niegan a adoptar maíz, trigo o arroz transgénicos que les permitirían obtener productividades superiores ...sigue en Reggio's

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