Vayamos a terrenos menos arriscados. Rubalcaba invitaba irónicamente al jefe de la oposición: A ver, señor Rajoy, repita conmigo: "ETA no ha sido".
Rajoy debería aceptar la invitación. No es tan difícil. El ministro del Interior lo ha dicho unas cuantas veces durante el proceso de paz que tenía bases sólidas. A lo largo de la tregua, ETA y su terminal callejera cometieron algunos desmanes que el equipo del señor Rubalcaba sancionaba con un exculpatorio: "ETA no ha sido".
El 5 de abril de 2006, el ministro del Interior (todavía
Al mes justo de declarada la tregua incendiaron la ferretería del teniente de alcalde de Barañáin.
El "ellos no han sido" es el lema del proceso de paz. Cuando las evidencias se caían de maduras, (tiros en Aritxulegi, secuestro de tres personas y robo de 350 pistolas en Francia), salía el ministro a repetir "esto es incompatible con el proceso de paz". Así llegamos al 30-D en Barajas, en que se cambió el "ellos no han sido" por "ha sido sin querer". (Los 'accidentes' del presidente). Siguieron los contactos, claro.
1. Hasta la tarde del 11 de marzo toda la clase política española creía que Eta había sido la autora de la matanza de Madrid. El síndrome de Omagh o la acción de una fracción disidente eran las explicaciones más comunes a un atentado que se diferenciaba de todos los otros cometidos por el grupo terrorista. Arnaldo Otegi fue la única excepción: por la mañana ya habló de grupos islámicos.
2. El presidente Aznar cometió un grave error al no reunir a los dirigentes políticos tras el atentado para formalizar una respuesta y un icono común. La situación era excepcional por el número de víctimas y la circunstancia preelectoral. El candidato Rajoy se equivocó también gravemente al manifestar en plena jornada de reflexión su convicción moral de que Eta era la autora de la matanza. Grave igualmente fue la actuación del líder de la oposición Rodríguez Zapatero, que no desautorizó radical, pública y tajantemente las manifestaciones ilegales del día de reflexión (cuyo radio de acción contribuyeron a expandir muchos medios informativos privados y públicos), y que permitió declarar a su segundo Rubalcaba que los españoles se merecían un gobierno que no les mintiera.
3. El gobierno no ocultó ningún dato a la opinión pública e informó con puntualidad de las investigaciones, incluido el temprano hallazgo de una furgoneta con versículos coránicos, cuya publicidad introdujo un cambio decisivo en la opinión pública. Para su desgracia el gobierno siguió insistiendo en la hipótesis etarra sólo a partir de meros antecedentes y despreciando el peso de los hechos que él mismo iba narrando. Una gran parte de ciudadanos no sólo no le siguieron en esa insistencia sino que pensaron que el gobierno trataba de engañarles.
4. No hay ninguna evidencia de que los terroristas planeasen un cambio electoral en España a través de la matanza. Tampoco que la participación española en la invasión de Irak decidiera a sus autores el llevarla a cabo.
5. No hay todavía estudios fiables sobre el número de personas que decidieron cambiar su prevista actitud electoral entre el 11 y el 14 de marzo. Sí parece que entre esos días muchos abstencionistas potenciales decidieron votar. Pero se ignora a qué partido
Sólo un matiz: dice Espada que "toda la clase política española creyó que la matanza era obra de ETA hasta la tarde del 11-M. Toda, salvo Arnaldo Otegi." Quizá quepa incluir en la excepción a los socialistas que llevaban dos años de conversaciones con él.
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