Extracto de un artículo de Rafael L. Bardají en ABC:
[...] Por ejemplo, el oso de Gore, el famoso oso blanco, supuestamente en peligro de extinción al derretírsele el hielo bajo sus patas como consecuencia inmediata del aumento de las temperaturas. Pues bien, no sólo la colonia de osos polares se ha doblado en los últimos tres decenios, sino que la principal causa de su muerte el año pasado fue la actividad de cazadores. Tan desalmados como para tirotear a 50 de ellos. Unos 15 habrían muerto ahogados. ¿No sería más beneficioso, pues, castigar a los cazadores en lugar de imponernos una eco-tasa que además de cara resultaría superflua?
[...] Por ejemplo, el oso de Gore, el famoso oso blanco, supuestamente en peligro de extinción al derretírsele el hielo bajo sus patas como consecuencia inmediata del aumento de las temperaturas. Pues bien, no sólo la colonia de osos polares se ha doblado en los últimos tres decenios, sino que la principal causa de su muerte el año pasado fue la actividad de cazadores. Tan desalmados como para tirotear a 50 de ellos. Unos 15 habrían muerto ahogados. ¿No sería más beneficioso, pues, castigar a los cazadores en lugar de imponernos una eco-tasa que además de cara resultaría superflua?
Nadie discute que las emisiones de efecto invernadero están calentado la atmósfera. Los modelos matemáticos predicen entre 2 y 4 grados para finales de este siglo. Lo que no suele escucharse es que ese calentamiento no se repartirá de igual modo por todo el globo. Se calentarán más las regiones frías y menos las templadas; más el invierno que el verano; y más la noche que el día. ¿Consecuencia? Un atemperamiento de los rigores del invierno y no tanto una continua ola de calor asfixiante. Esto es, si bien seguirán muriendo ancianos y enfermos por el calor extremo, fallecerán muchas menos personas como consecuencias del frío. En el Reino Unido han calculado que el calentamiento previsto salvará unas 15 mil vidas al año. [...]
1 comentario:
Lo siento, yo, y otros científicos sí discuten dicho aserto, Sr. Bardají. Pásese por el blog de Antón Uriarte, CO2 para mas señas, empezará a entender que lo más probable, el aumento del dichoso CO2, se debe más al calentamiento que el que éste lo provoque. Es más, el gas que más calentamiento provoca no es el CO2 sino el Vapor de Agua del que nadie habla.
Con tal que todas las medidas encaminadas a reducir las emisiones no sólo no van a provocar los efectos sugeridos sino que nos costará un riñón.
Y si, yo prefiero un poquito más de calor en invierno, aunque las heladas vienen de perlas para acabar con un montón de insectos que aún pululan por el campo.
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