Corea del Norte: "panem et circenses", ¿dónde está el pan?

¿Hay algún país del mundo que pueda celebrar cada noche, y durante cuatro meses, una ceremonia similar, o incluso más brillante y multitudinaria, que la inauguración de unos Juegos Olímpicos? La respuesta es sí y, por increíble que parezca, dicho Estado es Corea del Norte, una de las naciones más pobres y aisladas de la Tierra y donde sus habitantes sólo pueden comer los cuatro alimentos racionados que les suministra el Gobierno. A pesar de tales penurias, este régimen comunista mantiene a la población en permanente estado de movilización, ya sea por la constante amenaza de supuesta guerra con Estados Unidos o por los numerosos desfiles o celebraciones en honor del caudillo del país, Kim Jong-il. […]
"Por la revolución de las semillas", reza ahora en el colorista collage humano de la tribuna, donde cada persona queda reducida a una especie de píxel. Toda una metáfora del valor que tiene el ser humano en esta alienante sociedad. Proclamas como "Con más velocidad hacia el siglo XXI" o "Tecnología punta" acompañan a los dibujos de caballos trotando al galope o de futuristas científicos que, ataviados con una especie de trajes espaciales, observan sus microscopios. No parece probable, pero quizás estén buscando a la persona que, diminuta, se encuentra bajo esa alfombra de carteles, exhausta tras meses de severísimos entrenamientos que le han robado miles de horas a sus estudios, su trabajo, su familia y, en definitiva, a su ya de por sí pobre existencia.
Y es que este excéntrico derroche de medios y de fuerza humana únicamente puede ocurrir en Corea del Norte. Aquí, el régimen que dirige Kim Jong-il maneja «manu militari» a una sociedad en la que, desde su infancia, los individuos han sido reducidos a autómatas para que todos marchen al mismo paso, tengan las mismas ideas y aplaudan al mismo tiempo cada vez que vean al «Querido Líder». No en vano, la consigna «Con una sola alma» queda ilustrada con un mosaico de la Torre de la Idea Juche para ensalzar la «unidad monolítica» de la nación y la «firmeza en la victoria».
El festival concluye con una canción por la reunificación de las dos Coreas, que se mantienen separadas desde la contienda civil (1950-1953) que siguió a su partición tras la Segunda Guerra Mundial (1945-49). “Corea es la única tierra dividida bajo el cielo. Una madre que no ve a su hijo, un hijo que no sabe nada de su madre. Una tragedia que dura ya más de medio siglo y cada año va a peor. ¿Hasta cuándo va a durar esta situación? Que la conciencia del mundo nos ayude”, se desgañita, emocionada, una voz lastimera que resuena en los altavoces. Su llanto es ahogado por una clamorosa ovación que, parecida a la que hizo rugir al público cuando los mosaicos dibujaron el retrato de Kim Il-sung, pone al estadio en pie. Como en la antigua Roma, «pan y circo»… ¿pero dónde está el pan? Más en ABC

Puedes ver aquí el extraordinario documental de Cuatro sobre Corea del Norte

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