Hace unos días me acerqué a una librería de la calle del Arenal y pedí un título cualquiera de los que circulan por ahí sobre Educación para la Ciudadanía. […]
En la página 162 se ve dibujados a dos niños pijos, a horcajadas de los cuales van montadas sendas niñas pijas. La de la izquierda lleva un móvil en la mano y dice: «Lo bueno de la dictadura de mercado (en negrita) es que tiene lo bueno de los fascismos precedentes pero sin el mal rollo ese de los desfiles y las marchas militares». En la página 217, un hombre, situado en una especie de atalaya, señala con el índice un paisaje de infinita desolación y explica a sus dos hijos: «Vanesa... Pablito... ¡Mirad! ¿Veis ahí abajo? Es gracias a estas personas que se mueren horriblemente en la miseria que nosotros podemos tener un reproductor de DVD introducido subcutáneamente en el recto de nuestra perrita Fifí...».
El texto no decepcionará al lector. Los autores son hostiles al catolicismo: «...Puestos a creer en milagros y misterios, más seguro que fiarse de las cosas que se cuentan, como eso de que una virgen pueda parir un niño que además sea el hijo de dios o que el hecho de ser libra o piscis puede determinar nuestro destino, es mejor creer en las matemáticas» (pág. 23); miran con desvío la monarquía: «Es cuestión de gustos decidir luego si al resultado de esta operación (la monarquía constitucional) se le puede seguir llamando "rey" con propiedad, pero en cualquier caso es suficiente para dar mucho que hablar a las revistas del corazón» (pág. 104); y por supuesto, detestan el mercado. De hecho, comparan el capitalismo con la Gestapo (pág. 153), y lo encuentran peor: «El capitalismo impone su orden totalitario con infinitamente mayor eficiencia que todos los campos de concentración nazis juntos» (pág.154). El capitalismo ha frustrado el gran proyecto ilustrado; el capitalismo es intrínsecamente incompatible con la democracia; y la historia demuestra que ha sido imposible reformar la democracia por medios pacíficos, es decir, legales: «... cada vez que la izquierda anticapitalista ha intentado valerse del marco legal para corregir las malas leyes, se ha encontrado con que ese marco no existía» (pág. 179). No sorprende que los autores comprendan la violencia: «Se puede defender el Estado de Derecho sin dejar de reconocer que dichos movimientos (los comunistas) tenían razón al defender que la lucha política debía entablarse extraparlamentariamente» (pág. 177). La sorpresa se combina con la preocupación cuando se lee que España, en realidad, no es un Estado de Derecho (pág. 84). […] Sigue leyendo a Álvaro Delgado Gal en ABC
Textos de Educación para la ciudadanía
por Lugo liberal el 8/06/2007 06:59:00 p. m. Etiquetas: Educación
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1 comentario:
Esta asignatura es para pasarlo bien y reirse de ella, al menos coo está planteada. ¿O nos van a adoctrinar?
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