Segolene Royal: la mujer fatal

[...] El resto es igual. O incluso más despiadado. Lo es en Royal, una política en la que la sed de poder ha arrasado todo vestigio de ideología. O incluso de ideas. ¿Las tenía? Sus compañeros de la cúpula del PS creen que no. Strauss-Kahn dijo de su candidatura que «haría mejor en quedarse en su casa, leyendo sus recetas de cocina». ¿Misoginia? El caso es que la opinión está ampliamente extendida. Entre los suyos. Su propia pareja, «casualmente» hasta 24 horas después de las legislativas en que anunciaron la ruptura, François Hollande, ironizó sobre el misticismo que invadió su campaña: «La economía no es un asunto de su predilección... la política extranjera, tampoco. Pero usted sabe bien que eso no tiene importancia, puesto que ella es capaz de caminar sobre las aguas». [...] Sigue leyendo a Edurne Uriarte en ABC

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