ETA ha matado (probablemente) a dos personas y ha dañado una obra pública construida con el dinero y el esfuerzo de los ciudadanos. Respecto de ETA es todo, y es todo lo que puede hacer por sí misma, ahora y siempre. Si su derrota política no fuese absoluta e inalterable podría decirse que la voladura del aparcamiento
No creo que los terroristas decidieran poner la bomba tras la intervención banal, imprudente y autosatisfecha del presidente: nunca he compartido la prestigiosa y sofisticada conexión con el mundo que les atribuyen los analistas. Pero es indiferente que así fuera. El ejercicio del poder se asienta sobre un axioma: el gobernante tiene razones que la razón no entiende. Es decir, algo más de información que los gentiles: En el mismo momento, y esta simultaneidad es mucho más desmoralizadora que cualquier imaginaria relación causa/efecto, que el presidente hacía promesas felices en forma de presagios, los terroristas trasladaban una bomba al aeropuerto de Madrid. Los terroristas pueden poner bombas donde y cuando quieran: es la diferencia entre una sociedad gobernada por demócratas y otra gobernada por terroristas. Pero es inadmisible que durante dos años largos el presidente haya tratado de convencer a los españoles de una doble ilusión: que sabía y que podía. Ahora se sabe que era mero ilusionismo. Y que era su único proyecto político, y que ya se ha acabado.
(Coda: «A eso -dijo- era a lo único que tenía miedo cuando tomé posesión, a que el poder me cambiara. Ahora ya sé que no me cambiará.
- Pero la experiencia dice lo contrario. No se sabe de nadie a quien no le haya cambiado
- A mí no
- ¿Y por qué esa seguridad?
- Porque he desmitificado el poder. Tengo la ventaja de que no siento fascinación alguna por los aspectos más externos del poder.
- Es un hecho que el poder aísla.
- Y también que hay mil modos de mantener vínculos constantes con
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