AYAAN HIRSI ALI / Diputada del Partido Liberal holandés
Tras romper con su familia, su religión y las tradiciones de su infancia en Somalia, ha tenido el coraje de alzar la voz para denunciar que el islam está anclado en un pasado oscurantista, que subyuga a la mujer y pretende conquistar un Occidente que considera sumido en la decadencia.
Es una de esas mujeres que desmienten radicalmente la asimilación de la valentía con los atributos sexuales masculinos. Su valor es inconmensurable. Gigantesco. Ayaan Hirsi Ali es una fiera defensora de la libertad, que ha elegido el camino más difícil y también el más digno. No sólo está condenada a muerte por los mismos islamistas que asesinaron a su amigo Theo Van Gogh, director de una película «blasfema» cuyo guión llevaba su firma. No sólo vive protegida por seis guardaespaldas que la acompañan a todas partes, en una Holanda en la que tal circunstancia resulta una excentricidad sin precedentes. No sólo soporta a diario los insultos y descalificaciones de quienes la consideran demasiado radical para este mundo de lo «políticamente correcto» en que vivimos. Ella ha tomado una opción que la ha llevado a romper con su familia y su religión. Con su pasado, su país de origen (Somalia) y todas las tradiciones de su infancia. Desde su tribuna del Parlamento holandés, país que le proporciona asilo, como diputada del Partido Liberal; desde sus escritos, sus declaraciones a los medios de comunicación y sus conferencias por todo el mundo, Hirsi Ali dice verdades como puños.
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