9 de Noviembre de 2006 - 10:33:54 - Luis del Pino
La presunta fiscal Olga Valeyá ha evacuado su informe de conclusiones sobre la masacre del 11-M. Sin despeinarse, oiga . En ese informe dice que doce terroristas con trece mochilas o bolsas se subieron a dos coches (furgoneta Kangoo y coche Skoda) y fueron hasta Alcalá, donde subieron a los trenes y depositaron su carga mortífera.
En una primera lectura, el informe es realmente estupefaciente.
¿Doce terroristas con trece mochilas? Eso quiere decir que todos los terroristas llevaban una mochila, menos uno, que llevaba dos. ¿Sería el tonto del grupo? ¿Le habrían castigado por no celebrar el Ramadán convenientemente? ¿Echaba de menos su sesión diaria de gimnasio? Bueno, dejemos el enigma sin resolver, por el momento.
Los terroristas se distribuyen, según doña Olga, en dos coches: una Renault Kangoo que tenía dos asientos y un coche Skoda Fabia donde caben cinco personas en condiciones normales. No especifica doña Olga cómo se distribuyeron, pero cabe suponer que serían seis y seis, junto con sus correspondientes mochilas o bolsas. Doña Olga no especifica en cuál de los dos vehículos iba el tonto de las dos mochilas.
Así apretujados, los terroristas arrancan en esos dos coches robados que tenían las matrículas sin doblar. Vamos, lo ideal para no llamar la atención de algún policía o alguna patrulla de la Guardia Civil.
Supongo que saldrían de Morata aquellos dos remedos motorizados del camarote de los Hermanos Marx, ya que allí es donde nos dicen que se montaron las bombas. Así que esos terroristas hacen el viaje de Morata a Alcalá distribuidos como se ha comentado. En la furgoneta, cuatro de los terroristas viajan encorvados en la parte trasera de carga.
Visto así el relato, y contempladas las cosas despasionadamente, hay que reconocer que la hipótesis de la fiscal permite resolver muchos de los enigmas que nos traían a mal traer. Así, por ejemplo, ahora se entiende para qué introdujeron en la furgoneta una bolsa de basura con siete detonadores, a pesar de tener ya montadas las bombas: ¿se imaginan ustedes qué desastre hubiera sido que, después de todo el trabajo que se habían tomado para preparar las bombas, uno de los terroristas, en medio del apretujamiento, le pegara un pisotón a alguna de las mochilas a consecuencia de un frenazo y rompiera uno de los detonadores? Pues si uno lleva detonadores de sobra, se cambia el detonador pisoteado y ya está.
También permite explicar, por ejemplo, por qué aparecieron numerosas prendas de ropa en la parte trasera de la furgoneta: seis mocetones con sus bolsones allí apiñados, abrigados con sus pasamontañas, con sus jerseys, con sus tres mudas de calzoncillos, con sus guantes para no dejar huellas dactilares (porque en los vehículos no apareció ninguna)... vamos, que tenían que tener un calor del demonio. Así que en mitad del viaje se empiezan a desprender de su vestimenta y la dejan tirada en la parte de atrás. Lo raro es que no llegaran a Alcalá en pelota picada.
Lo cual explica, a su vez, por qué había dos cables sueltos en la mochila de Vallecas: en el forcejeo para quitarse el jersey dentro de aquella furgoneta que estaba como el metro, alguno debió de darle un manotazo a la bolsa, lo que hizo que esos cables se desprendieran. En realidad, los terroristas sí habían usado cinta aislante para unir los cables, pero se había derretido con el calor que empezaba a hacer dentro de aquella especie de lata de sardinas ambulante.
Y también se entiende ahora, gracias al minucioso trabajo de la fiscal, para qué demonios querían los islamistas el ácido bórico, famoso mundialmente como neutralizador de todos los malos olores, especialmente en el campo de la Justicia: ¿se imaginan ustedes el hedor insoportable dentro de aquellos dos vehículos sobrecargados de personas sobrecargadas y sobreabrigadas? Al cabo de algunos minutos, el ambiente tenía que ser irrespirable, así que se rociaron convenientemente con ácido bórico para poder aguantar sin desmayarse, neutralizando un poquito los efluvios.
En realidad, ésa era la verdadera utilidad de la cinta coránica: no la usaron para darse ánimos ante la prueba que se avecinaba, sino para poder pensar en otra cosa que no fuera en esa maldita peste que debía de inundar aquel ambiente insufrible. Y quizá la teoría de la fiscal explique también por qué al final no se suicidaron en los trenes. Esos muchachos se habían lavado, se habían peinado, se habían depilado, ... para al final meterse en una imitación de un vagón de ganado y ponerse a sudar a mansalva. ¿Cómo ir al Paraíso hechos unos cerdos? Hubo que abortar la operación suicida y dejarla para Leganés, donde se hicieron volar después de darse un relajante y perfumado baño de siete horas de duración.
Sólo hay una pega en la teoría de la fiscal: el coche Skoda Fabia no estaba en Alcalá en la mañana del 11 de marzo.
A veces me pregunto: ¿hay alguien en la judicatura que lea lo que se publica en los medios de comunicación? ¿Es que todavía no se han enterado de que las fotos de la C/ Infantado en la mañana del 11 de marzo muestran que allí no estaba ese Skoda? ¿Es que nadie ha hecho llegar esas fotos al Juzgado?
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