A tiros con Lavandera, testigo del 191M

A tiros con Lavandera (en Batiburrillo)

¿En que clase de país nos encontramos en el que uno de los testigos del 11-M, Francisco Javier Lavandera, es tiroteado en el interior de su vehículo?

Tiroteado después de que le fuese retirada la protección policial y, sobre todo, tras el extraño "suicidio" de su compañera sentimental en la playa de San Lorenzo de Gijón a plena luz del día y ante varios testigos. Días después, Lavandera recibía las fotos de la autopsia de su compañera con el macabro mensaje: "un recuerdo de tu mujer, para que no la olvides".

Algo muy extraño está pasando en relación al 11-M, en donde los testigos e imputados principales para la resolución del caso se suicidan en extrañas circunstancias. Pero veamos el papel de Lavandera en esta "Crónica de una muerte anunciada".

Lavandera actuó como confidente de la Guardia Civil de la comandancia de Asturias revelando a sus controladores la existencia y entresijos de la denominada "trama asturiana" alertando ya en el año 2001 de que Toro y Trashorras -hoy procesados por el 11-M- además de intentar vender explosivos estaban buscando a alguien que supiera montar bombas con móviles.

No sólo fueron importantes sus confidencias -pasadas por alto en su momento- si no especialmente el posterior escándalo que se desató al comprobar que las cintas en las que se grababan las conversaciones que Lavandera mantenía con su controlador -"el agente Campillo"- no fueron entregadas al juez Del Olmo. Este ominoso episodio de la investigación es conocido como el de las "cintas de Cancienes" por ser esta la localidad en las que aparecieron las citadas cintas en una operación de mudanza en el cuartel de la Guardia Civil.

Cada vez son más las lagunas y el oscurantismo que envuelve la mayor masacre terrorista de nuestra historia perpetrada a tres días vista de las elecciones generales. Paradójicamente los esfuerzos -nulos por parte del actual gobierno- por aclarar los hechos que en buena lógica y decencia democrática deberian de realizarse en una atmósfera de total transparencia están produciendo los efectos contrarios en una sociedad -o al menos en una buena parte- que todavía se pregunta indignada y hoy, si cabe, un poco más asustada un: ¿quién ha sido?

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El nacionalismo lingüístico deja al descubierto situaciones ridículas en Cataluña. Por ejemplo, la traducción de nombres propios de personajes históricos. Hoy, José Gervasio Artigas.

La línea 2 del metro de Barcelona -de los Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB)- tiene una estación que ha sido rebautizada recientemente con el nombre de Artigues / Sant Adrià. No hace falta que se explique mucho, salta a la vista. De Artigas, el militar uruguayo; hemos pasado a Artigues en el rótulo de la línea 2 del metro.

La parada en cuestión, está ubicada en la frontera entre los municipios de Badalona y San Adrián del Besós y pertenece al barrio de Artigas. Barrio que tiene una plaza con el mismo nombre, un polideportivo, y por cierto, que poca gente conoce el origen del nombre del barrio.

¿Se imaginan una parada del metro de Madrid que se llamase Compañeros -por Lluís Companys-, otra en Valencia que se bautizara como Juan Cerrado -por Joan Clos-, o, por ejemplo, una en Bilbao con el nombre de Jorge Colina -en lugar del de Jordi Pujol-?

La sobrecorrección consistiría en cambiar la terminación "…gas" por "…gues" como de "hormigas" a "formigues" o de "ortigas" a "ortigues", todo muy lógico ¿no?. Lo que desconocen es que el nombre oficial del popular distrito de Badalona, tal y como figura en la web del ayuntamiento y en el resto de rótulos del barrio es "Artigas"...

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