Cincuenta años de cheque escolar
La educación es importantísima para el desarrollo personal e intelectual de las personas. Todas las chicos, independientemente de los ingresos de sus padres, tienen derecho a recibir una educación en igualdad de condiciones. ¿Por qué, si son buenos estudiantes, no pueden estudiar siempre en los mejores colegios? Todos estamos de acuerdo en que algunos colegios públicos son mejores que algunos privados y viceversa. Entonces, si nosotros lo pagamos, ¿por qué no podemos decidir en qué colegio educar a nuestros hijos?
Para justificar la enseñanza pública se han dado decenas de argumentos falsos. El más repetido es que sin ella los más pobres no podrían acceder a ningún tipo de educación. Esto es completamente falso. No es lo mismo que el Estado pague un servicio a que lo ofrezca él mismo. Al igual que no es lo mismo que el Estado subvencione Viviendas de Protección Oficial a que las construyan funcionarios de 8:00 a 15:00.
Esta fue la gran contribución a la política económica en 1955 del Nobel en Economía Milton Friedman. Hace 50 años propuso un sistema de cheques escolares, que el Estado entregaría a las familias para que los gastaran en el colegio que eligieran (privado o público). De este modo el Estado garantiza el pago de la educación a las familias que menos tienen, y por otro lado las familias pueden elegir la educación que quieren para sus hijos. Esto hace que se introduzca la competencia en el mundo educativo: los centros han de mejorar su oferta para dar satisfacción a sus clientes. Esto eleva la calidad y baja los costos. Además, la enseñanza privada dejaría de ser un privilegio.
En los Estados Unidos son variadas las experiencias con cheques escolares, aunque el más extenso es el de Milwaukee. Los resultados son que los padres se implican más en la educación que reciben sus hijos en las aulas. Ahora pueden elegir, y quieren que la decisión que tomen sea la más acertada. La actitud de los alumnos mejora, y los resultados académicos no tardan en aparecer. Los colegios, por su parte, comprueban que ya no es como antes; no da igual lo que hagan con el dinero de los contribuyentes, porque si no mejoran se quedan sin dinero. La poderosa fuerza de la competencia despierta el interés de los colegios por mejorar la educación que dan a los alumnos. Ahora sus padres tienen la capacidad de elegir a quién va el dinero, y no están dispuestos a recibir cualquier cosa a cambio. Las encuestas revelan que los padres están más contentos con la educación de los hijos con el nuevo sistema que con el que no podían elegir. La integración de los alumnos de distintas razas se ha hecho más fácil en las escuelas de Milwaukee y otras áreas que funcionan con cheques escolares, como Cleveland, Maine, Vermont... Y los valores cívicos de los alumnos han mejorado.
Chile ha asombrado al mundo con una reforma de política económica con un éxito arrollador, que ha sido imitado en muchas partes del mundo: las pensiones privadas. Ese arrojo innovador lo ha llevado también a la educación; y ha adoptado un programa de cheque escolar que con el tiempo, a la luz de los resultados favorables, se ha ido extendiendo.
Un ejemplo parecido es el de Nueva Zelanda. Enfrentada a una situación de crisis inició un programa de reformas que han asentado el éxito económico de las dos últimas décadas. El ímpetu reformador se ha trasladado también a las aulas, e introdujo el cheque escolar en 1985. En ese año los gastos burocráticos concentraban nada menos que el 70 por ciento de los presupuestos de las escuelas; en la actualidad es sólo un 33 %..
También se han desarrollado sistemas similares en Suecia y Dinamarca, aunque en este país con muchas rigideces. En Suecia los padres ven su recobrada libertad de elegir como un derecho, y un 60 por ciento de ellos observan que los profesores se empeñan más en sus esfuerzos con sus hijos.
En Colombia se introdujo principalmente porque los recursos públicos de enseñanza secundaria no llegaban a todos los rincones del país. La iniciativa privada, con el apoyo del dinero público, lo ha hecho.
La experiencia de Puerto Rico ha destacado, entre otros desarrollos típicos, porque incluso los colegios públicos que no forman parte del programa de cheques escolares se han visto forzados a tomar medidas y mejorar sus servicios.
Los resultados en España tendrían una ventaja añadida, por desgracia la educación en nuestro país, especialmente en comunidades con gobiernos nacionalistas, está cada vez más condicionada por la propaganda política. Si los padres recuperaran poder de decisión, la incidencia del adoctrinamiento en las escuelas sería menos grave. Además sabemos que en España, sin educación privada (como pasó en
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