Todo lo que nos han contado sobre los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 es, en primer lugar, INVEROSÍMIL. Al principio, para conseguir el efecto deseado de ganar las elecciones, se insistía machaconamente en Al-Qaeda. Descartada ésta, posteriormente se imputó la autoría a experimentados grupos de terrorismo islámico internacional (GIA, Grupo Islámico Combatiente Marroquí, etc...) Por último, se alude ahora a "células locales de integristas islámicos inspirados en Internet". Pues bien, no hay quien se crea que tres grupos diferentes de rateros de poca monta (los "pelanas de Lavapiés"), cuyas relaciones entre sí resultan más que dudosas, hayan sido capaces de cometer uno de los atentados más sofisticados de
Admitiendo que, aún así, la investigación judicial estuviera en lo cierto, nos encontramos con un segundo nivel de estupefacción. Treinta y cuatro de los cuarenta imputados en la trama eran CONFIDENTES Y/O CONTROLADOS por la Policía, Guardia Civil y Centro Nacional de Inteligencia. La pregunta resulta obvia: ¿por qué no se paró el atentado a tiempo?. Sólo hay dos opciones. O bien una monumental negligencia o una monstruosa conspiración. Sin pensar aún en esta horrible segunda opción, y suponiendo que "solamente" nos encontramos ante la primera, ¿qué se ha hecho por delimitar las responsabilidades de los distintos funcionarios implicados?. Si, en principio, la culpabilidad recaía sobre el Gobierno anterior, ¿por qué el Gobierno actual no solo se niega a seguir investigando, sino que ha premiado con ascensos a gran parte de los mandos implicados?.
Por último, y en el colmo de la gravedad, varias investigaciones periodísticas afirman tajantemente que las tres pruebas capitales del caso han sido FALSIFICADAS por elementos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Una mochila bomba que aparece en una comisaría tras presuntamente haberse paseado por todo Madrid, sin que los TEDAX la hubieran detectado en la estación de El Pozo. Dentro de ella, un dispositivo que no podía explotar, basado en un teléfono móvil con una tarjeta que no era necesaria, pero que conducía oportunamente a un cabeza de turco islámico pocas horas antes de las elecciones. Una furgoneta Kangoo que es revisada por policías y por perros, declarando que estaba VACÍA, y en la que aparecen 61 objetos, entre ellos restos de explosivo, cuando es examinada en la Comisaría de Canillas. Un Skoda Fabia que aparece varios meses después a
Si lo que afirman los medios es falso, ¿por qué no están en la cárcel los periodistas que hubieran propagado semejante calumnia?. Y si, al menos, cabe la posibilidad de que sea cierto, ¿por qué no se ha llamado a los testigos para contrastar las dos versiones?.
Tenemos que confiar en los mecanismos del Estado de Derecho, entre otras cosas porque no nos queda más remedio, pero ¿se puede afirmar que la instrucción del sumario del 11M se esté llevando a cabo de una forma honesta, independiente y profesional, o más bien podemos concluir que el juez ha sido sistemáticamente engañado, teledirigido y ninguneado por oscuras fuerzas interesadas en que nunca sepamos quiénes fueron los autores intelectuales del mayor crimen de la historia reciente de España?.
Lo que está en cuestión aquí no es la mayor o menor responsabilidad de un partido político u otro, sino los mismos cimientos de nuestra democracia. De una forma totalmente independiente, muchos ciudadanos EXIGIMOS que el asunto se investigue a fondo, caiga quien caiga, por muy dolorosas que pudieran llegar a ser las conclusiones. La verdad nos hará libres, la mentira vasallos.
Por ellos, por todos, QUEREMOS SABER. Pero también podemos contribuir a la investigación colectiva desde Internet que se ha convertido en un fenómeno social, con más de un millón de visitas el último mes. Desde el blog de Luis del Pino en Libertad Digital, miles de voluntarios se han repartido tareas, desmenuzando el sumario en busca de contradicciones y pistas. Te invitamos a visitarlo en la dirección http://www.libertaddigital.com/bitacora/enigmas11m
¡¡¡¡¡PÁSALO!!!!!
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