Muertos en carretera (Cartas al director de ABC)

Por mi condición de maestro y director de autoescuela durante 45 años he tratado de inculcar a muchos miles de personas estos postulados: la mayoría de los accidentes de tráfico son evitables. Casi todos los accidentes mortales son consecuencia de una infracción grave. Si se respetan las normas, es muy difícil matarse. No es cierto que nosotros somos los mejores conductores. No es cierto que sólo se matan los otros.
A mis 77 años tengo que reconocer que mi fracaso ha sido rotundo, porque no he conseguido convencer a casi nadie, ni a políticos, ni a profesores, ni a guardias, ni a jueces, ni a mis amigos, ni a cualquier clase de alumnos, ni a mis propios hijos... y quizá ni a mí mismo, de la certeza de las anteriores premisas.
Mi angustiosa experiencia sobre el comportamiento humano me ha hecho llegar a la convicción de que la educación familiar, social, escolar, académica, técnica, económica, sanitaria y religiosa es imprescindible, pero que nunca se alcanzará suficientemente; y que sólo se evita esta permanente tristeza de los accidentes mortales si el Gobierno prohíbe matar y matarse en la carretera.
¿Cómo? Sólo con dinero, que es lo único que realmente duele, convence y previene. Si quien incumple gravemente las normas, especialmente sobre la letal velocidad, los adelantamientos, el alcohol..., sabe que le cuesta 1.000 euros, además de otras sanciones complementarias, en menos de un año los muertos se habrán reducido a la cuarta parte, es decir, 3.200 menos anuales.
No comprendo cómo tantos conductores pueden relacionar las sanciones, los radares secretos, los agentes camuflados..., que es casi lo único que salva nuestras vidas,con la recaudación. ¿Quién puede tener miedo a las sanciones si es prudente y cumple las normas?
Espero que muchos escuchen este grito de dolor por tantos muertos e inválidos en la inclemente carretera y mediten y colaboren para conseguir la solución a este primer problema de España.
Gerardo Martín Pascual. Boadilla del Monte (Madrid).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene razon el señor Martin Pascual

Anónimo dijo...

Carreteras españolas de hoy = Ley de la Selva