Primeras impresiones sobre el proyecto del nuevo decreto plurilingüe

Este artículo es un resumen del excelente análisis completo al que podéis acceder pinchando en el siguiente enlace.

Evaluación del proyecto de nuevo decreto plurilingüe
En primer lugar el Consejero D. Jesús Vázquez Abad no ha excluido a nadie del procedimiento de elaboración. Nos ha escuchado a todos los que hemos querido acudir a su invitación, y lo ha hecho con respeto y con interés aunque a algunos no nos haya hecho mucho caso. Sería injusto no reconocer este acierto, sobretodo tras el desprecio y la prepotencia que nos dispensó la administración anterior a quienes no estábamos de acuerdo con su imposición.
Lo mejor del decreto: es menos intervencionista que el decreto anterior
Este proyecto, conforme a la promesa electoral que ayudó al PP a ganar las elecciones, deroga, para los alumnos, la prohibición general de expresarse en español oralmente o por escrito en la práctica totalidad del horario lectivo, contenida en el art. 13 del aún vigente decreto 124/07, que impone el uso del gallego a profesores y alumnos en las materias troncales y en las restantes que cuadre, pudiendo llegar al 100 %. Los niños recuperan e incluso ven expresamente reconocida su libertad de expresión respecto del decreto 247/95. No nos gusta que se trate de que los alumnos utilicen la lengua en que se imparta la materia, pero por lo menos no se impone. Ya no podrá rechazarse un examen contestado en español, como sucede desde que los socialistas y nacionalistas dictaron su decreto.
Los libros
Lo que no aparece garantizado en el proyecto de decreto es la libertad de uso de libros de texto en gallego y en castellano. El artículo 13 del decreto del Bipartito, aún vigente, impone los libros en la lengua de impartición de la materia e impone el gallego como lengua exclusiva de impartición de todas las materias en las que el libro es determinante -las en su día llamadas “troncales”-, como mínimo, es decir, sin perjuicio de que se den en gallego también las otras. La lógica consecuencia es la exclusión de los libros en castellano de la escuela, junto con la exclusión de la enseñanza en castellano. Según el nuevo proyecto, las clases se impartirán en la lengua asignada por defecto, o en la otra cooficial, por decisión mayoritaria de los padres, por lo que los libros deberán de estar disponibles en el mercado, para cada materia, en los dos idiomas, algo que no era posible, en el sistema del Bipartito.
Lo que sugerimos en reiteradas ocasiones y seguimos echando en falta es que quede claro que el alumno podrá usar los libros de texto en cualquiera de las dos lenguas oficiales. Es una experiencia que ya se ha vivido en las aulas, cuando había exención de gallego durante dos o tres años y se les permitía a los niños que llevasen sus libros en castellano, mientras que otros compañeros los tenían en gallego. Cada cual leía en el idioma de elección y todos escuchaban con el enriquecimiento mutuo, la normalidad y la tolerancia consiguientes.
También sugeríamos que se impusiese la obligación, en el caso de que se recomendase un libro de texto, de que sólo se listasen libros disponibles en ambas versiones, en gallego y en castellano.
Exención de gallego para alumnos extranjeros o de otras regiones españolas
Respecto de las Bases, el proyecto amplía la posibilidad de obtener exención al tercer ciclo de primaria, aunque limita sus efectos a dos años. Es una pena que no se recupere el derecho de exención para los sordomudos instalados en lengua castellana.
Otras libertades
Los profesores recuperan la libertad de lengua en sus programaciones didácticas, con lo que ya no será posible la persecución a la que el Bipartito les sometió por este motivo durante su negro cuatrienio.
Lo malo del decreto: lo que tiene de intervencionista
Supresión de la libertad de enseñanza
La normalización lingüística es una anormalidad democrática, como impecablemente tituló Manuel Jardón la obra de referencia sobre el caso gallego que recomendamos leer a todo el que esté interesado en profundizar en el tema. Entre otras tropelías, convirtió los centros de enseñanza privados en nacionalistas.
El nuevo proyecto continúa ese grave error jurídico y moral consistente en tratar a los centros privados como si fuesen públicos, derogando el derecho fundamental de libertad de enseñanza. Suaviza la imposición en los centros públicos y en los privados, a los que no debiera referirse en absoluto. En vez de imponer una lengua, impone las dos por igual, lo que no es bueno, pero es menos malo.
Los docentes al servicio del equilibrio entre lenguas
El proyecto del gobierno del Partido popular de Galicia, si bien libera a los alumnos de aquella carga coactiva, la mantiene sobre los docentes, que siguen privados del derecho de impartir clase en la lengua oficial que crean conveniente desde un punto de vista puramente profesional es decir, pedagógico, a la vista de las necesidades de sus alumnos.
Mejor habría sido exigir a los docentes corresponsabilidad en el objetivo de alcanzar competencia suficiente en las dos lenguas, y permitirles emplear ambas en la proporción que considerasen adecuada, que imponerles una, con la prohibición simétrica de otra.
Esa regla de imposición-prohibición, en Galicia, donde ambas lenguas son fáciles de entender, se presta a un cierto nivel de incumplimiento. Los convencidos en “normalizarnos” van a impartir la clase en la lengua que les dé la gana, es decir, en gallego. Pero, ¿es ello tan grave?
No, no lo es en absoluto. Nosotros defendemos que debería permitírseles. Debería perseguírseles cuando faltasen al respeto a nuestros hijos, impidiéndoles ejercer su derecho a expresarse en su lengua. En ningún caso por el hecho de expresarse ellos en la suya.
Hay, pues, dos niveles de insumisión:
- Impartir la clase en gallego aunque por asignación les toque hacerlo en castellano. Esta insumisión nos parece perfectamente justa, porque creemos que no es justo que un decreto les imponga una lengua de uso con prohibición simétrica de la otra. No queremos para ellos lo que no queríamos para nuestros hijos.
- Presionar a nuestros hijos mediante trato discriminatorio si no muestran la docilidad lingüística que ellos demandan. Esto es lo intolerable, y para lo que el reglamento disciplinario y el código penal deberían funcionar ejemplarmente.
No nos resistimos a exponer el testimonio de un profesor, expuesto en nuestro foro cuando aún éramos la iniciativa ciudadana Tan gallego como el gallego: “para mí, el uso del gallego no es la mejor de las herramientas de las que debería disponer para hacer aquello para lo que se me contrató: dar razón de algo. Yo seguiré cumpliendo con la normativa, pero creo que mis alumnos han perdido un buen profesor para cambiarlo por un profesor mediocre. Hablando como padre y no como docente, me preocupa que mis hijos tengan profesores que, como yo, no puedan hacer uso de sus mejores capacidades por mor de una legislación que se dice defensora de grandes fines didácticos. Y una mierda (con perdón).”
Es particularmente penoso que no se aplique el régimen de libertad lingüística que nuestra asociación propugna en Bachillerato y FP, etapas en las que ahora Galicia Bilingüe también pide lo mismo que nosotros: libertad de lengua docente y discente.
Conclusión
Si tenemos en cuenta la trayectoria del Partido popular de Galicia, se trata de un proyecto muy audaz. Hay una renovación sutil del lenguaje, más respetuoso con la razón y con la libertad -si nos saltamos la exposición de motivos. Es tardío, pues hemos perdido uno de los cuatro años de tranquilidad que buena parte del electorado gallego nos habíamos ganado legítimamente.
No es el decreto que querríamos –no necesitamos ninguno, más que el imprescindible para el desarrollo legislativo por remisión expresa- pero es un paso muy importante hacia la libertad, si bien depende de que no vuelva al poder la infame coalición.

A todos los que quieran profundizar un poco más, les recomendamos que lean el extraorfinario artículo completo en Libertad lingüística

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