Sedaciones a ancianos no consentidas y excesivas - III

- Poder Limitado trae a Cristina Losada a La Coruña, mañana día 25 a las 20:00 para presentar su libro Morfina Roja, del que ofrecemos un extracto:
Abierto en 1987, un año después de que la Ley General de Sanidad, impulsada por Ernest Lluch, fuese aprobada al término del primer gobierno de Felipe González, el Severo Ochoa se planteó desde su creación no únicamente como centro asistencial, sino como una suerte de "centro piloto": un estandarte de la política sanitaria del Partido Socialista. (…) Fundado como escaparate de una política, la tripulación del hospital fue seleccionada en concordancia. Para los puestos de responsabilidad se eligió a médicos de reputada afinidad con la izquierda. (…) En el hospital se conformaría, así, un grupo de médicos con influencia y puestos relevantes, caracterizados por una gran carga ideológica en relación a la política sanitaria. Ello hizo que una parte de sus colegas los consideraran unos "iluminados" y les dieran el apodo de Sendero Luminoso. (…)
La parte "ética" consistía en evitar la muerte con dolor y sufrimiento, pero esa noción resultaba tremendamente elástica aplicada por Montes y sus adeptos. Abarcaba casos que, a juicio de otros médicos, no podían considerarse terminales, preagónicos ni agónicos. De hecho, algunos de los pacientes "sentenciados", tras haberles retirado la sedación otros facultativos, no fallecieron, sino que recibieron el alta después de un tiempo ingresados. (…)
La ausencia de una unidad de Paliativos se convirtió en un argumento recurrente para explicar los hechos una vez que salió a la luz el caso. Supuestamente, los enfermos debían morir en Urgencias a falta de otra alternativa y tenía que ser allí donde se les aplicara la "sedación terminal". (…) A principios de 2003 ya existía una unidad de Cuidados Paliativos del Servicio de Medicina Interna, que previamente había estado en fase de desarrollo. Los enfermos etiquetados en Urgencias como terminales podían haber sido trasladados a aquella unidad, al menos, en parte. No hay constancia de que fuera así. (…) Entre los discípulos de Montes, y así lo expresaban en ocasiones delante de sus colegas, había calado la idea de que, a fin de cuentas, muchas de las personas que llegaban a Urgencias ya "no servían para nada" y se iban a morir más pronto que tarde. Esos individuos que carecían de "utilidad social" ocupaban, sin embargo, camas y consumían recursos que otros, menos enfermos, más jóvenes, podían aprovechar mejor...sigue leyendo

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