Este viernes Elentir vio, en vivo y en directo, a una persona que gesticula poco, que habla con una precisión forense y que es poco dada al guiño ramplón hacia la galería. A Mariano Rajoy se le puede reprochar que es tímido, muy formal y hasta soso. Mezcla una corrección intelectual casi académica con una familiar austeridad norteña. Su discurso de anoche fue parco pero muy convincente, lejos de las características propias de un encantador de serpientes, y más cerca de la exposición sin tapujos de una persona honesta.
Cuando Aznar le eligió sucesor me disgusté mucho. No me parecía la persona adecuada. En 2004 le voté más por rabia que por otra cosa: nunca había votado al PP, pero ese día me ofendió como votante la maniobra de chantaje electoral emprendida por lo más radical y exaltado de la izquierda, incluída buena parte de las filas socialistas. Durante la primera mitad de esta legislatura me pareció que el papel de Rajoy fue tibio y acomplejado, y por ello le critiqué desde aquí varias veces durante el año pasado. Desde el 10 de marzo parece haber espabilado. Si sigue así, se ganará mi voto.
1 comentario:
¿Y Feijoó que dice de esto? ¿Es que va dejarlo irse de rositas? ¿Cómo es que nuestros bravos alcaldes y alcaldesas del PPdeG con galescolas no le ponen los puntos sobres las ies al tal Rajoy y le enseñan los beneficios de la inmersión linguistica?
Manuel Rodríguez militante del PPdeG
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