Liberalismo: ni sentido ni sensibilidad (R Braun)

[...] hay gente que percibe que toda esta humareda progresista es costosa en términos de impuestos y humillante en términos de un control creciente sobre la vida de los ciudadanos -la esclavitud en los detalles que auguró Tocqueville; hay personas, muchas de ellas socialistas, que han observado desde hace tiempo que el mercado es más eficiente que el Estado; pocos hoy defienden el comunismo como vía óptima para lograr la prosperidad de los pueblos. Sin embargo, la prima ética del socialismo persiste. Günter Grass se avergüenza de haber sido nazi. No muchos se avergüenzan del comunismo, el socialismo real, el sistema más criminal que jamás haya sido perpetrado contra los pueblos de este planeta. Pinochet es malo, pero Castro no, o no tanto. [...] Se supone que si uno es socialista -es decir, intervencionista-, uno es una buena persona, partidaria de los desfavorecidos y la paz universal. No hay nada que valide semejante patraña, pero sigue adelante, impertérrita. [...] Cuando Rodríguez Zapatero, en escalofriante muestra de totalitarismo, afirma: «Los valores de la ciudadanía son los que deciden libre y responsablemente quienes representan a los ciudadanos», las condenas, como la de Juan Manuel de Prada en ABC, son la excepción y no la regla. Sigue leyendo el artículo completo en ABC

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