Zapatero en contra del muro mejicano

El Presidente del Gobierno ha compuesto una de sus piezas oratorias del género cursi más memorables en Méjico, ayer mismo: «no hay muro por alto, ancho, o largo que sea» que pueda «imponerse al sueño de una vida mejor», ha dicho el presidente metido a vate a los mejicanos mientras, entrecerrando los ojos, dirigía la mirada hacia el horizonte, hacia las brumas de El Paso y de Tijuana y, no contento con ello, ha apostillado: «no hay ni muro ni foso que prevalezcan frente al intento de conquistar un futuro en bienestar».
El segundo, no menos importante, es ofender a su país anfitrión, Méjico. Atendiendo, no a la música, sino a la letra de las trovas presidenciales, llegamos a la conclusión de que Méjico, primera potencia mundial de habla hispana, no es un destino posible para quienes pretenden el bienestar y una vida mejor. A todos esos no les queda otro destino que quedarse en Méjico sumidos en la miseria mientras pegan la nariz a los cristales del poderoso vecino del norte, custodio celoso y avaro del bienestar y de la vida mejor. Y a todo esto Calderón se le habrá quedado mirando sin llegar a creer lo que le estaba sucediendo: me está llamando, a la cara, pobre, habrá pensado contrito.

¿Pero cómo se puede ir a Méjico a criticar que los norteamericanos traten de impedir la entrada ilegal de “sin papeles”, cuando ha sido el mismísimo Zapatero quién ordenó construir muros en Ceuta y Melilla, mandó a de la Vega al Frontex de Europa, y a Rubalcaba y Moratinos de tour por todos los Estados de África, implorando ayuda y colaboración para reprimir la inmigración ilegal?

vía Freelance corner y e-pesimo

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