Las 500 noches en vela de Ortega Lara

«Los que vivís seguros en vuestras casas caldeadas; los que encontráis al volver por la tarde la comida caliente y los rostros amigos: considerad si esto es un hombre» (Primo Levi)
RECORDADLO. Aquel fantasma extraviado y macilento que volvía del infierno con la mirada huidiza, aquel espectro ausente que caminaba a tumbos y respiraba con miedo el aire de la libertad, era un hombre. O era, más bien, lo que quedaba de un hombre después de un año y medio de infamia en un cajón, encerrado con los demonios de la soledad, la angustia, la aflicción y el tormento. Recordad la patada en el pecho que su zozobra de condenado a vivir os dio aquella mañana neblinosa de verano. Recordad los acordes de rabia, de alegría, de piedad, de ira, que sus pasos inciertos hicieron sonar en vuestro corazón. Recordadlo y hacedlo saber a vuestros hijos, y que no se os borre jamás de la memoria. Que no se os olvide aquel día, hace diez años, cuando un hombre llamado Ortega Lara emergió de las tinieblas de sí mismo para mostraros la cara insondable del horror.
Recordadlo. Simplemente porque ocurrió, no hace demasiado tiempo. Y porque aunque nosotros acaso ya no seamos los mismos, ellos sí lo son, y quieren seguirlo siendo
.
Sigue leyendo el artículo de Ignacio Camacho en ABC

No hay comentarios: