Reciclar, sí. Pero no a lo loco

Son muchos los municipios españoles en los que se han invertido muchos fondos públicos en la instalación, de forma generalizada, de "islas ecológicas" en las que los ciudadanos puedan depositar su basura selectivamente. Las "categorías" establecidas para la clasificación de los desperdicios suelen ser "envases", "papel y cartón", y "material orgánico", si bien hay variaciones. Desde el punto de vista práctico esto supone, por parte del ayuntamiento, la recogida selectiva de estos residuos, su almacenamiento, y su procesamiento. Evidentemente, esto tiene un coste para el ciudadano, y rara vez este coste se compensa con la venta del material reciclable a terceros. ¿Es el modelo esbozado el mejor posible?

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