China: el comunismo sigue siendo una máquina de matar

China. El comunismo sigue siendo una máquina de matar

Siempre fué así. Ni siquiera los nazis -quienes apenas dispusieron de doce años para perpetrar sus barbaridades- alcanzaron el nivel de horror que consiguió el comunismo. El comunismo representa el punto moral más bajo jamás alcanzado por la humanidad. La manipulación, la extorsión, el asesinato de millones de personas para mayor disfrute de los amigos del partido.

Los chinos han reinventado la motivación, que no los métodos. Hoy se trata de un nuevo imperialismo, el económico. Y llevaban decenios contándonoslo: fíjense en los discursos lanzados desde las atalayas progres, donde se calificaba (y se califica) cualquier intento de occidentalización como nuevo colonialismo. Efectivamente, ya entonces nos mostraban claramente la proyección de su verdadera intención. El experimento ruso en la europa del este no funcionó, y no lo hizo por una razón muy sencilla: los europeos somos herederos de lo mejor y lo peor del individualismo, el nacionalismo y el humanismo. Esa semilla no se puede destruir, ni siquiera tras cuatro generaciones. En oriente la cosa cambia. Los sistemas culturales orientales son primariamente colectivistas y terreno fértil para todo tipo de sumisión. China es el paradigma de lo que les cuento. Asistimos a una nueva forma de colonialismo: no se trata de exportar las ideas y los sistemas chinos; se trata de dominar los otros sistemas. O allí donde no hay sistema.

Construyen altos y brillantes rascacielos, invaden el mundo con sus PCs y sus juguetes - y trabajan a menudo como esclavos: un ejército de 200 millones de trabajadores “móviles” es azuzado de una punta a la otra de la república comunista para mantener la máxima productividad al mínimo coste. Pero las masas empobrecidas amenazan con convertirse en un serio peligro .

Esclavitud en el siglo XXI: 31 trabajadores vivieron secuestrados durante un año en una fábrica de ladrillos y eran obligados a trabajar hasta el desfallecimiento. Las condiciones laborales inhumanas. Muchos de ellos están tan traumatizados que han olvidado sus propios nombres.

Producción con el mínimo coste; mejor: sin coste. Tasas de crecimiento impresionantes. Pero, quién paga el precio del crecimiento de China? Amnistía Internacional ha seguido durante meses la vida de los trabajadores “móviles” chinos. El informe es estremecedor. Y repugnante. Nos muestra cómo 200 millones de personas son explotadas todos los días. Cómo China pone en peligro su futuro, pues todos los hombres, incluso los más colectivistas, llegado un punto dicen basta. Golpes, hambre, pobreza, sueldo cero: en las últimas semanas han sido liberados en China cientos de esclavos en las fábricas de ladrillos. Entre ellos muchos niños. La trata de personas es uno de los mejores negocios en la China de hoy.

vía Desde el exilio

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