Contra la corriente (Por Gabriel Tortella el 29/01/2007)
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Yo creo, parafraseando a Churchill, que la democracia es un mal sistema de gobierno, pero que las alternativas son aún peores. Ello quiere decir que hay que apoyarla, pero sin excesivas ilusiones. Al fin y al cabo, la sociedad de los hombres dista mucho del Jardín del Edén y su gobierno no puede ser todo luz y armonía. Creo también que no hay una, sino muchas formas de democracia, que unas son mejores que otras, y que estudiar sus defectos y problemas no sólo no perjudica a la institución, sino que puede fortalecerla.
Decir que se corre el peligro de un exceso de democracia no significa reclamar un aumento del autoritarismo, sino recomendar medidas que incrementen la estabilidad de la institución democrática, dotándola de un mejor y más potente sistema de límites y contrapesos (los checks and balances anglosajones, sobre los que teorizó "el celebrado Montesquieu"
En España hoy corremos el peligro de desandar el camino que recorrieron los padres de la patria estadounidense. Allí ellos pusieron límites al democratismo asambleario. Aquí, porque la Constitución de 1978 quiso orillar temas polémicos y temió legislar "contra la corriente", dejó la cuestión de las autonomías y su relación con el poder central en una indefinición que en su momento muchos aplaudieron, pero cuyas consecuencias caen hoy sobre las cabezas de la generación siguiente. Aprovechando los huecos constitucionales, los rancios precedentes de los "reinos de taifas", y la heroica lucha contra el cadáver de Franco, las camarillas locales han logrado convencer a una minoría significativa, magnificada por una burda ley electoral, de que los derechos humanos (otro pilar democrático) deben ceder ante los derechos territoriales, de pura estirpe medieval; y de que los fueros son superiores a las leyes. El sueño de la razón democrática ha producido monstruos feudales. Lo cual demuestra que las democracias pueden progresar, pero también pueden regresar y degenerar en tiranías o en anarquías; y que, a veces, cuando se dan signos de descomposició
Gabriel Tortella es catedrático de Historia Económica en la Universidad de Alcalá. Su último libro es Los orígenes del siglo XXI.
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