EL HASTÍO DE LOS CIUDADANOS FRENTE A LA POLÍTICA


Ayer, el festivo día 1 de noviembre, se celebraron elecciones en Cataluña. Todos los comentaristas y analistas políticos comenzaron, bien en televisión o bien en radio, desde la tarde temprana, a desgranar sus opiniones acerca de los posibles pactos de gobierno y el éxito (relativo) o fracaso (relativo también) de cada una de las formaciones políticas.

Pocos fueron los que quisieron reparar en la aparición del partido denominado “Ciutatans de Catalunya”, quizás debido a los interese que guían en España a los grupos mediáticos. Peor era la escena entre los líderes del resto de partidos del arco parlamentario catalán, que llegaron a ningunear a un partido que, por derecho propio, tiene, desde ahora, representación parlamentaria, lo que significa un refrendo de parte de la población.

Desde un punto de vista liberal, es decir, de un demócrata convencido de la necesidad de regeneración democrática de las instituciones para evitar que se conviertan en mecanismos al servicio de intereses o meros instrumentos decorativos (y no pongo ejemplos vergonzantes que todos conocemos), y de la bondad de cambiar el sistema dentro del funcionamiento de la misma democracia, sólo queda saludar la irrupción de cualquier formación política que amplíe las opciones de voto al ciudadano.

Más aún, cuando este nuevo partido se ha atrevido (y uso “atrever” deliberadamente) a hablar de la defensa de los “derechos individuales” y no de los “derechos territoriales” en Cataluña, elemento fundamental de quien quiere evitar caer en la trampa de los totalitarismos que es situar los poderes por encima de la persona. Más aún , cuando nos hablan de un “laicismo” que no implica una persecución de la Iglesia Católica, sino de situarla convenientemente frente al resto de Confesiones, y de un laicismo que habla del respeto a las creencias individuales. Y más aún, cuando los ciudadanos de Cataluña han clamado contra la neo fascista política de inmersión lingüística.

En conclusión, que en las redes liberales se ha acogido con entusiasmo los 3 escaños de esta formación. Pero yo me pregunto: ¿vienen estos votos de la izquierda no nacionalista? ¿Vienen de una clase media catalana que no cree en el PP?¿viene de abstencionistas que creen en algo por vez primera?... y así un largo desfile de interrogantes. Pero hay algo que no ha aparecido entre los múltiples análisis de estas elecciones y que viene siendo una preocupante constante en los últimos años: la abstención crece, y es muy probable que estos “Ciutatans” hayan rescatado votos de todos los lugares mencionados; no obstante, yo creo que, sin duda, el cansancio de una política que se aleja de los problemas ciudadanos, el hartazgo de discursos repetitivos, el aburrimiento ante rifirafes parlamentarios que no preocupan al ciudadano; en definitiva, un creciente hastío hacia la clase política ha sido el caldo de cultivo de estos 3 refrescantes escaños…de los que ni me preocupa el color político que tengan o les quieran dar.

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