De Vietnam a Irak

Por Manuel Molares do Val

Azuzados por el odio que genera envidiar al rico y poderoso, la izquierda, la ultraderecha, los islamistas y numerosos líderes de opinión españoles, se regodean con los apuros que pasa EE.UU. en Irak, y le desean una derrota más humillante que la que sufrió en Vietnam. Donde inició la participación un presidente demócrata, Kennedy, y la concluyó un republicano, Nixon, en 1974.
Aunque presumiblemente ocurra a la inversa ahora, nada cambiará en EE.UU. tras retirarse bajo una futura y posible presidencia demócrata: el actual Vietnam sirve como prospección sobre cómo serán Irak y los EE.UU. dentro de tres décadas. Porque el Vietnam comunista ganó la guerra a corto plazo, pero la perdió a largo desde que aceptó que su economía depende de la globalización dirigida por el vencido.
Quizás haya visto usted estos días las imágenes de la reunión en Hanoi de los 21 países miembros de la APEC, (Asia-Pacific Economic Cooperation- Cooperación Económica del Asia-Pacífico). El anfitrión vietnamita, la R.P. China, y los demás regímenes marxista-leninistas asiáticos, iban a destruir el capitalismo de los países imperialistas que formaron la APEC en 1989. Los herederos de Ho Chi Min siguen fielmente ahora a Washington, al que le piden asesoramiento e inversiones. Vea a Bush vestido de vietnamita pastoreándolos, conduciéndolos hacia la OMC, (Organización Mundial del Comercio), al Banco Mundial y a los demás organismos capitalistas que maneja.
La verdadera guerra de Vietnam la ganó EE.UU., que lidera la mundialización del Pacífico, donde el PNB de la APEC equivale ya al 56 por ciento de la producción mundial, y supone el 46 por ciento del comercio global.
A largo plazo, y cuando quizás Europa sea definitivamente Eurabia, EE.UU. seguirá siendo EE.UU., e Irak será lo que hoy es el Vietnam.

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