Trece entre mil. PÁSALO

Para miles de ciudadanos españoles el terrorismo de ETA ha sido determinante en su vida, pero debido al silencio al que también fueron condenados, muy poco es lo que se sabe de lo complejo o lo sorprendente de los acontecimientos vividos por ellos, de las peripecias de su experiencia vital posterior.
Hombres, mujeres y niños asesinados, unos indiscriminadamente, otros tras sufrir una cruel persecución al más puro estilo nazi, componen las trece historias de este trabajo documental que constituyen una mera representación del gran colectivo de afectados por terrorismo en nuestro país, pero sobre todo son la encarnación física del dolor sin límite que producen la injusticia del asesinato y la falta de solidaridad social.
Una pregunta queda suspendida de la película: ¿cómo es posible que en una sociedad del siglo XX, culta y en democracia, el terrorismo haya sembrado tantas dudas sobre su legitimidad y las víctimas hayan sido sometidas durante tanto tiempo al abandono por parte de sus conciudadanos?
“Trece entre mil” es una película perturbadora. Pero una obra necesaria, porque es patente que la ciudadanía sólo muy recientemente ha empezado a sentir como suya la verdadera tragedia que el terrorismo.
“Trece entre mil” quiere ser la respuesta a la alarmante falta de propuestas cinematográficas actuales comprometidas con la cruda realidad social del terrorismo en nuestro país.
Algunos casos pueden resultar increíbles: le puede resultar increíble a un espectador medio español haberlos olvidado, y también le puede parecer increíble a un observador extranjero que lo que se narra haya sucedido en un lugar de la Europa occidental a finales del siglo XX.
Para colaborar en la banda sonora de la película se propuso una participación prácticamente testimonial a varias de las voces más prestigiosas de la música de cámara en España que declinaron la invitación.
Gracias a la colaboración desinteresada de la cantante santanderina Montserrat Obeso y del músico Pat Metheny la extraordinaria creación musical obra de Eduardo Basterra ha adquirido el tono que se merecía el trabajo.
“Trece entre mil” nace de un espíritu de rebeldía contra un estado de indiferencia social que dura ya demasiado tiempo, contra la ambigüedad política y a favor de la memoria y la justicia debida a los que han sufrido en primera persona el desgraciado peso del terrorismo.
Esta obra ha sido galardonada, entre otros, con el premio al Mejor Director de Documental en el New York International Independent Film & Video Festival en su edición de 2002, con el Platinum Award en el WorldFest 2005 (Houston-USA) y Finalista en el International Documentary Awards (Los Angeles-USA), en el Hollywood Film Festival y en los Prix Europa 2004.

Aquí puedes ver un adelanto de la película

Emoción, dolor, desgarro y finalmente esperanza son sentimientos que afluyen contemplando la gran obra de Iñaki Arteta. Trece entre mil es la mejor película rodada hasta la fecha, referente al terrorismo vasco.
Trece entre mil es un homenaje a las víctimas de ETA. Trece historias, algunas conocidas como la de Ramón Baglietto, asesinado por un joven al que el mismo Baglietto había salvado la vida dieciocho años antes. Y otras inéditas como la de los padres de una joven asesinada en la cafeteria Rolando de Madrid en 1974, que nunca habían sido entrevistadas antes del rodaje de este documental.
Arteta deja hablar a las víctimas, deja que sintamos una pizca del inmenso dolor que han sentido estas personas y al mismo tiempo hurga en nuestras conciencias. Conciencias culpables del abandono, de la incomprensión y de la complicidad con el terrorismo nazionalista. La sociedad vasca es culpable. Una pequeña parte por acción y otra gran parte por omisión. La sociedad vasca ha mirado hacia otro lado mientras el nazionalismo terrorista hacía el juego sucio al nazionalismo político. Y en medio, las víctimas asesinadas por sus ideas políticas, por su condición de polícias o simplemente porque pasaban por allí.
El espectador que acuda a los cines no encontrará la hipocresía y el ombliguismo de los políticos, la falsa neutralidad del director, ni el bombardeo mediático que impulsó a "la pelota vasca" desde los medios nazionalistas. Encontrará una sala escasamente poblada por gente mayor, pero le garantizo que saldrá con la seguridad de que ha visto testimonios veraces que removerán lo más profundo de sus conciencias y una decidida apuesta por el recuerdo a las víctimas y a la esperanza, de su director, Iñaki Arteta.

Termina el documental con una cita de Martin Luther King:
Lo peor del siglo XX no son sus crímenes sino el silencio de las buenas personas.

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